Hemos estado rodeadas de bosques de diferentes árboles y de caña de
azúcar, pero de vuelta a Guatemala nos adentramos en una plantación de
palma africana. Durante 70 km seguidos no dejamos de ver palma africana a
ambos lados del coche. Esto me da unas horas para reflexionar.
No puedo dejar de visualizar las caras de tantas personas que hemos
conocido y que llevan dos años de lucha para que les devuelvan su
tierra. Es indignante ver kilómetros y kilómetros de bosque y de huertos
que han sido arrasados para plantar la dichosa palma africana. No puedo
dejar de repetirme que la avaricia de unos pocos por conseguir más y
más hectáreas para plantar palma o caña hace que mucha gente no tenga ni
un metro cuadrado de tierra para plantar sus alimentos.
Muchas veces no somos capaces de mirar más allá de un producto final. Me
explico: los biocombustibles en sí parecen un avance, algo positivo.
¿Quién diría que causan tanto dolor a las familias del valle del
Polochic? No hago sino reafirmarme en la importancia que tiene el estar
bien informados y el querer llegar al final de las historias. Sabiendo
lo que ocurre aquí, tenemos el poder y el deber de ejercer presión sobre
nuestros gobiernos y de informar a los que nos rodean de todas estas
situaciones de injusticia. ¿Quién iba a pensar hace unos meses que se
podían obtener 100.000 firmas para que el gobierno de Guatemala cumpla sus promesas?
A mí me parecía muy complicado, pero se ha conseguido. Ahora sólo falta
que el presidente Otto Fernando Pérez Molina las escuche y sepa que las
personas del valle del Polochic son importantes y que desde aquí
seguiremos dándoles nuestro apoyo.
Eva Andino, voluntaria de Intermón Oxfam
Eva Andino, voluntaria de Intermón Oxfam
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